jueves, 21 de noviembre de 2013

María


Desde fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX migraron a la Argentina desde Cangas cerca de un centenar de Arbas según el registro de la aduana del puerto de Buenos Aires. El 13 de abril de 1956 llegó María Jovina Arvas Gutiérrez a bordo del vapor Monte Urbasa, un buque de carga y pasajeros que había sido botado en Bilbao en 1948. Fue la última Arbas en cruzar el atlántico, al menos, en dirección a las Américas.

Vapor Monte Urbasa 

Había salido del puerto de Vigo hasta donde la había acompañado su padre, Antonio Arbas García. Llevaba una maleta pequeña con sus escasas pertenencias. En el muelle abarrotado de migrantes, con sus bultos a cuestas, abundaban las despedidas y los  llantos. Se dieron un breve abrazo en silencio. María lloraba desconsolada. Antonio era un hombre duro, curtido. A sus 51 años había pasado por las peores penurias que un hombre puede atravesar en su vida. Pero cuando el barco empezó a moverse se le hizo un nudo en la garganta y sus mejillas se humedecieron con las lágrimas. Ambos temían no volver a verse. Acaso lo intuían.
María recordó la primera vez que lo había visto. Fue una mañana de 1939 en Posadas de Besullo. No había cumplido cuatro años. Mientras alimentaba las gallinas vio un soldado que subía por el sendero. Corrió a casa a contarle a su abuela Estrella que se aproximaba un extraño. No sabía que era su padre que volvía del infierno.

Antonio Arbas Garcia



Antonio había sido reclutado por la fuerza para tomar parte de una contienda que no entendía y que hasta el día de hoy es difícil de explicar. Destinado al frente norte vio el horror en primera fila, pero esa es otra historia. Su hija nació un par de meses después. Antonio estuvo algo más de tres años en el frente. Cuando por fin lo desmovilizaron, al terminar la guerra, recorrió los caminos de Asturias como alma que lleva el diablo. Antes de llegar al Pomar, donde vivía, pasó por la Casa de Mayo, allí en Posadas, para que sus padres, Manuel y Estrella, supieran que estaba vivo y milagrosamente ileso. Cientos de miles de españoles no tuvieron esa suerte.  Y allí conoció a su hija María.

Maria Jovina Arbas Gutierrez


Ambos guardarían por el resto de sus días ese momento definitivo, cuando se vieron por primera vez y el otro, más amargo, en el muelle, cuando se vieron por última vez. 





martes, 5 de noviembre de 2013

La Casa de Frasquìo

Cerecedo de Besullo



Durante, al menos, trescientos años parte del disperso clan Arbas ha vivido en Cerecedo de Besullo. Especialmente en la casa de Frasquío donde nació en 1815, mi bis tatarabuelo, Manuel Arbas Marcos, cuya innumerable descendencia vive hoy en España, Cuba y Argentina.

He escuchado hablar de la casa de Frasquío desde mi más tierna infancia, en especial en boca de Irene de Bartuelo, a quien yo llamaba tía, aunque era prima segunda de mi madre.  El nombre siempre me remitía a un envase pequeño, un frasquito.


"En besullo. De izquierda a derecha. Lorenzo de casa Robusto. Anton de Manon. Pepe de Tole. Carlinos de Payarin. Samuel de Xuacon. Y las chicas Balbina Payarin. La sobrina del cura d. Manuel. Matilde Payarin e IRENE DE BARTUELO" (Fuente Facebook de Coro Garci) 



Recientemente, me pareció que tan curioso nombre debía estar ligado a algún Francisco, quizás el legendario fundador de la casa. Pero esa especulación era incorrecta. Según Raúl Arbas Ménendez, nacido en Cangas pero vecino de Gijón, escritor y hombre de la cultura, frasquío es un antiguo término del bable (la lengua histórica de Asturias) que significa avellana.
 
Como todos los que han pasado alguna vez por Cerecedo saben, prácticamente todas las casas tienen un avellano. De hecho, en el catastro del Marqués de Ensenada se menciona ya en 1752 la importante producción de avellanas de la zona.


Raúl Arbas Ménendez propone entonces que Casa Frasquío puede traducirse como “casa rodeada de avellanos”. Está bucólica definición parece la más adecuada no solo porque coincide con los datos históricos sino también porque los Arbas han sido labradores que han vivido de los frutos de la tierra  durante siglos. 



domingo, 3 de noviembre de 2013

LOS ARBAS Y LOS ARVAS DE CANGAS




Posada de Besullo


Un acontecimiento histórico, narrado por distintos cronistas que fueron testigos de los hechos, permite rastrear el origen probable del apellido Arbas o Arvas hasta el siglo V.

En el año 419, los Suevos y los Vándalos, dos de los tantos pueblos germánicos que habían invadido la Hispania romana, se enfrentaron en batalla. Poco importan aquí, los motivos y aun los resultados de esa contienda. Lo que si interesa es el lugar del conflicto: los montes que Ptolomeo 500 años antes había llamado Narbasos. Fuentes contemporáneas y posteriores a la batalla los llamaron Erbáseos, Herbasios o Nervasos. El ilustre Jovellanos en el siglo XVIII  no duda en llamarlos Arbasios.

Nadie sabe a ciencia cierta dónde estaban esos montes, pero hay consenso entre los historiadores para situarlos en algún punto al norte de león y al sur de Allande, es decir, en Cangas. Y allí la toponimia es generosa en lugares llamados Arbas, como así también en varios puntos entre Pajares y Leitariegos, y en otros lugares próximos de la provincia de León. Evidentemente de allí proviene el apellido Arbas o Arvas, que a esta altura conviene aclarar que ambos son el mismo apellido.

Desde décadas los Arvas y los Arbas han creído que no son parientes entre si. Pero esta harto probado que si lo son, una muestra de ello, es el árbol genealógico publicado a continuación donde se advierten los parentescos y los cambios en la grafía de los apellidos.
Uno de los casos mas notables, es el de Juan Arbas Fernandez, nacido en Cerecedo de Besullo en 1853, quien fuera el fundador de la casa de Don Juan en Besullo en 1886. En un documento de 1878 se advierte con toda  claridad su firma como Juan Arbas. Sin embargo para el centenario de la casa de Don Juan en 1986 sus descendientes colocaron una placa recordatoria que dice Juan Arvas. De hecho la mayor parte de sus descendientes hasta la actualidad son Arvas.


Placa conmemorativa de los 100 años en Casa de Don Juan año 1986


Firma de Jose y Juan Arbas Fernandez en documento de 1878


Es evidente que las variantes del apellido se redujeron por algún error de algún notario en su momento. No hay forma de saber como se escribía el apellido en sus orígenes, pero es un hecho que se trata de dos formas de un único apellido. 

Fabian Gonzalez Arbas
Argentina 

Contacto: gitana35@hotmail.com